martes, 16 de junio de 2009

Diógenes de Sinope

El filósofo griego Diógenes nació en Sinope . Se caracterizaba por la ingeniosa manera de burlarse de las cosas, de los hombres y de todas las normas sociales. Su particular filosofía era “vivir de acuerdo con la naturaleza” basándose en el total desapego a lo material y al dominio de la razón sobre las pasiones
Diógenes es considerado el fundador de la Escuela Cínica, por lo que también se le conoce como Diógenes el Cínico. Los cínicos tomaron como modelos a la naturaleza y los animales, los adoptaron como ejemplos de autosuficiencia y basándose en ello propusieron un modelo de comportamiento ético que consideraban fundamental para alcanzar la felicidad, aunque esto solo era posible mediante una rigurosa disciplina física y mental
Existen ciertas épocas en las cuales los hombres descubren que pueden dejar de ser hombres. Todo el esfuerzo se cifra entonces en mantenerse en pie. El cínico adoptó esta línea de conducta. Pero mantenerse en pie no quiere decir aquí conservar las posiciones sociales: significa abandonarlas y concentrarse en un difícil imperativo: ser hombre. El cínico aspiró nada menos que a ser todo un hombre. Y para ser hombre, Diógenes hubo de convertirse en perro...
Igual que los perros, hacía sus necesidades en la calle y aún en las gradas de los Templos. Muchas veces los ciudadanos, indignados, lo molieron a palos, pero Diógenes el Cínico nunca se corrigió. Pese a que se le apodaba “el perro” con la mera intención de insultarlo, para Diógenes el epíteto tan comúnmente utilizado en forma despectiva, le pareció muy apropiado y se sintió orgulloso de la comparación, debido a que se identificaba con la conducta de estos animales.
Diógenes decía irónicamente de sí mismo que, en todo caso, era "un perro de los que reciben elogios, pero con el que ninguno de los que lo alaban quiere salir a cazar". Más de una vez, los jóvenes que se burlaban de él debieron huir para evitar sus mordiscos. En mitad de un banquete, algunos invitados comenzaron a tirarle huesos. Diógenes se les plantó enfrente y comenzó a orinarles encima justo como lo hubiera hecho un perro.
También le gritaron "perro" mientras comía en el ágora y él respondió: "¡Perros vosotros, que me rondáis mientras como!" Con idéntica dignidad respondió al mismísimo Platón, que le había lanzado el mismo improperio: "Sí, ciertamente soy un perro, pues regreso una y otra vez junto a los que me vendieron".
Cuando Diógenes llegó a Atenas, quiso ser discípulo de Antístenes, pero fue rechazado, ya que éste no admitía discípulos. Ante su insistencia, Antístenes le amenazó con su bastón, pero Diógenes le dijo: “no hay un bastón lo bastante duro para que me aparte de ti, mientras piense que tengas algo que decir”.

Cuando fue puesto a la venta como esclavo, le preguntaron qué era lo que sabía hacer, contestó: “mandar, comprueba si alguien quiere comprar un amo”.
Cuando le invitaron a la lujosa mansión le advirtieron de no escupir en el suelo, acto seguido le escupió al dueño, diciendo que no había encontrado otro sitio más sucio.
De Diógenes el Cínico se cuenta que durante el día, a plena luz, se paseaba por Atenas con una linterna encendida, "buscando un hombre", decía. Diógenes no hallaba al hombre natural: al hombre que viviera en consonancia y concordancia con la naturaleza.
En otra ocasión le preguntaron por qué la gente daba limosna a los pobres y no a los filósofos, a lo que respondió: porque piensan que pueden llegar a ser pobres, pero nunca a ser filósofos. Diógenes, el filósofo griego se encontró con Alejandro Magno cuando este se dirigía a la India. Era una mañana de invierno, soplaba el viento y Diógenes descansaba a la orilla del río, sobre la arena, tomando el sol desnudo... Era un hombre hermoso. Alejandro no podría creer la belleza y gracia del hombre que veía. Estaba maravillado y dijo:“Señor...” - jamás había llamado “señor” a nadie en su vida- “...señor, me ha impresionado inmensamente. Me gustaría hacer algo por usted. ¿Hay algo que pueda hacer?”Diógenes dijo: “Muévete un poco hacia un lado porque me estás tapando el sol, esto es todo. No necesito nada más.”Alejandro dijo: “Si tengo una nueva oportunidad de regresar a la tierra, le pediré a Dios que no me convierta en Alejandro de nuevo, sino que me convierta en Diógenes”.Diógenes rió y dijo: “¿Quién te impide serlo ahora? ¿Adónde vas? Durante meses he visto pasar ejércitos ¿Adónde van, para qué?”.Dijo Alejandro: “Voy a la India a conquistar el mundo entero”.“¿Y después qué vas a hacer?”, preguntó Diógenes.Alejandro dijo: “Después voy a descansar”.Diógenes se rió de nuevo y dijo: “Estás loco. Yo estoy descansando ahora. No he conquistado el mundo y no veo que necesidad hay de hacerlo. Si al final quieres descansar y relajarte ¿Por qué no lo haces ahora? Y te digo: Si no descansas ahora, nunca lo harás. Morirás. Todo el mundo se muere en medio del camino, en medio del viaje”.Alejandro se lo agradeció y le dijo que lo recordaría, pero que ahora no podía detenerse. Alejandro cumplió su destino de conquistador, pero no le dio tiempo a descansar antes de morir.

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